Morrissey confirmó su fama obsesiva

No le gustó ni la van ni el hotel que le tenían reservado en Santiago y exigió el cambio de los dos. Al segundo hospedaje se mudó el lunes tras pasar una mala noche y sólo en la tarde de ayer se animó a dejar su habitación para emprender una visita al cerro San Cristóbal.

Ni el Cajón del Maipo ni el Mercado ni la Vega Central. Ninguno de los sitios propuestos por su equipo de avanzada visitó Stephen Patrick Morrissey en los dos días que hasta ayer había permanecido en el país, previo al concierto que esta noche dará en el Estadio Chile.

Fiel a su semblante introvertido y obseso, el ex vocalista de The Smiths permaneció recluido en la habitación de su hotel la mayor parte del tiempo y sólo en la tarde de ayer se animó a abandonar su cautiverio voluntario para emprender un paseo recreativo por el capitalino cerro San Cristóbal. Lo hizo en silencio, acompañado sólo por el jefe a cargo de su seguridad, Ed Mendoza, quien también ha debido solucionar los domésticos traspiés con que se ha encontrado Morrissey en su paso por Chile.

El domingo arribó de madrugada y se internó en el hotel Plaza San Francisco. Ahí permaneció todo el día y, según fuentes allegadas a la productora, en ese lugar el autor de Cementery Gates no se sintió cómodo ni pasó una buena noche. El céntrico hotel Carrera, donde se hospeda el resto de los músicos y la mayoría del equipo de producción, fue su segundo domicilio a contar del lunes.

No fue, sin embargo, la única molestia con que se encontró el cantante. La van que lo fue a buscar al Aeropuerto Internacional no fue de su agrado y exigió el cambio de transporte por otra más lujosa, de vidrios polarizados y asientos de cuero, la misma que ocupó Luis Miguel en su última visita al país.

Fans de punto fijo

El frontis del hotel Carrera tuvo ayer una escasa pero persistente guardia de fanáticos y émulos del músico nacido hace 41 años en Manchester, Inglaterra. Varios de ellos habían madrugado el día anterior para recibir al cantante en el aeropuerto y repitieron el rito portando carátulas de discos, afiches y poleras alusivas a él. Aunque estuvieron de punto fijo durante gran parte del día de ayer, a diferencia del domingo ninguno de ellos pudo ver ni menos acercarse al cantante de su devoción.

Como premio de consuelo, los fans chilenos de Morrissey debieron conformarse con seguir a los cuatro músicos que acompañan al cantante en escena -Alain Whyte (primera guitarra), Boz Boorer (segunda guitarra), Gary Day (bajo) y Spike T. Smith (batería)- en su caminata por el centro de Santiago. Los músicos se mostraron afables con los fans y acataron la recomendación del jefe de la banda: Como Morrissey, ninguno de los músicos está disponible para hacer entrevistas.

Desde el comienzo del tour Oye Esteban, a fines del año pasado, el cantante se ha mantenido alejado de los medios de comunicación y -según indicó un integrante de su equipo de producción- sólo planea otorgar una entrevista para un medio local en Brasil, la última estación de la gira que lo trae por primera vez a Sudamérica.

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